El sistema visceral lo localizamos en las cavidades toraco-abdominal y pélvica. Llamamos vísceras a todos los órganos que se encuentran dentro de dichas cavidades. Éstos son: hígado, intestinos, estómago, útero, vejiga…
Mediante la fisioterapia visceral actuamos especialmente en las vísceras abdominales y pélvicas. Las vísceras son parte del cuerpo humano, no podemos obviarlas y debemos tratarlas en caso de que se encuentren en disfunción.
Podemos separar en 2 movimientos los realizados por las vísceras:
- Un movimiento propio de la víscera (motilidad)
- Un movimiento entre las propias vísceras, esto es debido por un lado al efecto de compresión – descompresión generado por el movimiento del diafragma durante la respiración y, por otro lado, el deslizamiento de una víscera sobre otra ya que se encuentran en superficie viscosa. A la vez, las vísceras se encuentran suspendidas del aparato esquelético por sistemas fasciales y ligamentosos.
Cualquier alteración de estos movimientos puede causar una disfunción sobre la víscera, dificultando así su correcto funcionamiento. Y es más, esta disfunción visceral, podrá provocar patrones de dolor irradiado y/o afectación de los conjuntos capsuloligamentosos y fasciales, generando así un dolor o rigidez muscular.
La fisioterapia visceral busca eliminar cualquier alteración/restricción de la movilidad visceral y mantener, así, una correcta vascularización e inervación de la víscera en sí, borrando esos mapas de dolor irradiado que aparecen cuando se presenta dicha alteración funcional visceral.
ejemplo
Uno de los primeros síntomas del infarto de miocardio es un dolor en el hombro que baja hacia el brazo izquierdo. Éste es un claro ejemplo de una alteración de la función del corazón, que desencadena un dolor muscular (patrón de dolor irradiado), en este caso en el brazo.